febrero 10, 2013

Yo también tuve mi París.

De pronto tuve conciencia de que ese momento, de que esa rebanada de cotidianidad, era el grado máximo de bienestar, era la Dicha. Nunca había sido plenamente feliz como en ese momento, pero tenía la hiriente sensación de que nunca más volvería a serlo, por lo menos en ese grado, con esa intensidad. La cumbre es así, claro que es así. Además estoy seguro de que la cumbre es solo un segundo, un breve segundo, un destello instantáneo, y no hay derecho a prórroga.

La tregua, Mario Benedetti. 

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